Empoderarte o ser victima, tú decides. Si obedeces, aunque no estés de acuerdo; sigues haciendo lo mismo, aunque estés insatisfecho, te sientes atrapado en tus circunstancias, estás cediendo tu poder. Quizás parezca “más fácil” seguir en la tortura conocida, que empoderarte e intentar algo distinto, en ambos casos, es tu decisión.
Al ceder tu poder te sientes víctima, impotente, atrapada, sin control de tu vida.
Lo peor es que a veces, a pesar del dolor, de la incomodidad, el sufrimiento, los problemas de salud, etc., prefieres dejar las cosas como están.
En ese caso ¿eres realmente víctima de las circunstancias, o eliges no hacer nada para cambiarlas?
Recientemente me di cuenta de cómo, sin darme cuenta, había cedido mi poder, en un proyecto importante.
Todo comenzó cuando los productos que recibí distaban mucho de ser lo que esperaba. Le había dado carta blanca y aunque los primeros resultados no me gustaban, seguí pensando que ella era la experta. Al final me sentí defraudada y fue allí cuando reflexioné y reconocí que:
- Yo no había sido engañada, yo elevé a esa persona a nivel de experta, sin ver su trabajo, sólo con lo que me había dicho.
- Aunque había cosas que yo podía modificar luego, debían cumplirse las especificaciones acordadas.
- Yo tengo mucho más conocimiento en cuanto a gestión de negocios de lo que creía.
- Que tal como entregué mi poder, podía empoderarme y volver tomar las riendas del proyecto.
Reconocer que sólo era una victima de mis decisiones, me ayudó a cambiar de actitud.
Como resultado, decidí empoderarme en vez de ser la víctima.
Conminé a la persona a entregar el producto según lo acordado y me enteré de que se había involucrado en otros proyectos y que el mío, que yo también había abandonado por “desencanto”, estaba lejos de estar terminado.
Ahora, estoy detrás del proveedor, para asegurarme que incluya lo que falta, lo demás lo resolveré en su momento.
Como ves, pude haber iniciado una serie de quejas y sentirme totalmente víctima de una persona que ofreció una cosa y entregó otra, pero eso no resolvería nada. Asumí las consecuencias de mis decisiones, pero también exigí se entregase el producto ofrecido.
Empoderarte o ser víctima, tu decides…
Al estar al volante de tu vida, tomar el control de la ruta, de tu viaje, hacia un destino que eliges para ti, te sentirás empoderada, energizada, motivada a tomar acción para lograr lo que quieres, dejando de sentir que las circunstancias controlan tu vida.
¿En qué áreas de tu vida o negocio has cedido tu poder y a quién? A tus hijos, tu esposo, tu equipo, las condiciones políticas que te rodean…